Sigo con la visita, a ver si acabo pronto, que tengo demasiado acumulado para publicar en el blog y soy muy perro...
El último día en Kagoshima, decidimos que lo que nos apetecía era un día tranquilo en la playa. Y no hay playa más tranquila que la de Ajiro, a la que sólo se puede acceder por barca. Y si teneis en cuenta que ya estabamos en septiembre, estaba garantizado que estaríamos en la playa totalmente solos. Y así fue.
Pero lo único complicado fue llegar hasta el puerto, donde está la barquita que te lleva hasta Ajiro. Yo no se cómo lo hacemos Michiru y yo, pero siempre que vamos por esa zona de la prefectura de Kagoshima, acabamos perdiéndonos (aunque nos sepamos el camino de pe a pa). La cosa es que, a la ida, giramos por donde no era y para retomar el camino, decidimos hacer caso al navegador del coche.
¡Menudo hijo de puta!
Cuando nos quisimos dar cuenta, estabamos circulando por una carretera por en medio de la jungla, sin espacio para que pasen dos coches ni para dar la vuelta.
Una foto de la carretera en cuestión. Después se puso peor que esto, pero nadie tenía ánimos para hacer más fotos.
En resumen, lo que normalmente haces en una hora y media, nosotros lo hicimos en unas 3 horas.
Para más inri, el abuelete de la barca, llevama esperándonos desde las 8 de la mañana y nosotros aparecimos a eso de la 1... Así que como es de imaginar el tío estaba algo mosqueado.
Este es el puertecito desde el que salen las barcas rumbo a Ajiro.
Ya en la barca, podéis ver a Madre Superiora y a Michiru disfrutando del sol.
También Emiliano y Amparo.
Y esta es la playa de Ajiro. Al fondo podeis ver a Madre Superiora recogiendo conchas. Las había preciosas.
Las estructuras que se ven en esta foto, sirven para montar un sistema de toldos, para estar más fresquito cuando pega el lorenzo. La ropa que se ve en la foto es de Emiliano, que tuvo un percance al bajar de la barca.
Realmente allí se estaba fenomenal, pero como el camino hasta Kagoshima es largo, a las 4 volvió el abuelete a por nosotros, por lo que tampoco tuvimos mucho tiempo para disfrutar de la playa, y la pesca fue algo escasa.
Como ya he comentado arriba, el plan para la noche era cenar en casa de la madre de Michiru, así que después de dejar a todos en el hotel, fuimos para allá a dejar la pesca, para que la pudieran preparar para ese mismo día.
Esta es una foto con parte de la pesca de ese día hecha en casa de la madre de Michiru, donde nos prepararían una cena espectacular.
Después de darnos un buen baño, fuimos a recoger a todos al hotel y de vuelta a la casa de la madre de Michiru, donde nos esperaba esto.
La madre de Michiru y Kazusan nos habían prepararo un cenorro impresionante. Y además fue bien regado por champagne, cortesía de mis padres y de Emiliano y Amparo.
Como no, no faltaron las fotos de familia.
Bueno, pues estas han sido las andanzas de Madre Superiora y cia. por Kagoshima. A la mañana siguiente partimos rumbo a Kyoto, pero esa será otra historia...
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